Tuesday, March 13, 2012

El gozo de descubrir

Video: mejor vivir desconociendo que tener respuestas erróneas
Diez días, que incluyen un domingo y todo un “finde”, son tiempo más que suficiente como para digerir un estudio por demás interesante.
Me refiero al trabajo del académico de la RAE, Ignacio Bosque, sobre Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, cuya lectura in toto recomendábamos en una de nuestras entregas previas.
Aunque jamás se pretendió que hubiese obligación alguna de leerlo esperamos, por supuesto, que quienes nos visitan hayan tenido la oportunidad de hacerlo.
Quienes dedicaron algún tiempo a la lectura del documento completo, sin limitarse al comprimido y sintético extracto periodístico sobre la divulgación del documento, habrán notado entre las muchísimas incongruencias mencionadas por el autor, casos como los siguientes.
Un primer caso es la observación del académico sobre la incoherencia de los autores de esas guías presuntamente destinadas a la erradicación del sexismo en el lenguaje, contra viento y marea y sin importar qué normas se vulneren.

Así, nos dice Bosque, quien optase por seguir el preceptivismo de las guías antisexistas y tuviera a su cargo la enseñanza de la Lengua tendrá que decidir entre si recomendar que se escriba “l@s niñ@s” o “l@s actores/as normalmente involucrad@s” o “alumn@s o funcionari@s” o pedir que se eviten esas expresiones, tal como recomienda, entre otros, la RAE.
La obsesión, anota el documento, lleva a absurdos como este: no obstante reconocer que “la arroba es un signo ‘que no es reconocido en este uso no sexista por los dispositivos lectores que emplean las personas con discapacidad visual’ ” una de las guías persiste en señalar que, “A pesar de ello, constituye ‘un recurso posible y efectivo cuando no se quiere marcar el género’ ”.
Discriminación a sabiendas, bien podría llamársela. 
En el otro ejemplo, Bosque menciona las denuncias  de que “los críticos del desdoblamiento léxico (ciudadanos y ciudadanas, etc.) construyen deliberadamente ejemplos recargados con el solo propósito de ridiculizar, a menudo en periódicos o en blogs, a quienes proponen dicho recurso visibilizador”.
Continúa el documento:
“Pero los fragmentos de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela que oportunamente cita Ignacio M. Roca en el Boletín de la Real Academia Española (tomo 89, 2009, pág. 78) no constituyen ejemplos inventados por periodistas o escritores:


«Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y de aquellos contemplados en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional.»

«Para ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o Ministras; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos de aptitud previstos en la ley.»


Llamésele progresismo ideológico, como lo hacen algunos, pureza idiomática en la preferencia de otros o simplemente antisexismo linguístico, es claro que la tendencia trasciende el aspecto puramente gramatical/lingüístico.
Más acentuada en inglés y en otros idiomas que en el español —al menos ese parecería ser el caso—, la corriente antisexista afecta también el ámbito religioso.
La emasculación linguística ha resultado en un denodado y no necesariamente infructuoso esfuerzo por eliminar las referencias a Dios como padre celestial y hablar del ser supremo, en cambio, en términos femeninos, como apuntaba hace ya más de dos décadas, en este artículo, el religioso norteamericano Lloyd Steffen.
Transcripción en español del video
[Aclaración necesaria: en The Dangerous God: A Profile of William Hamilton, Steffen no hablaba específicamente de aspectos lingüísticos, sino que resumía sus conversaciones con el teólogo radical que falleció a fines de febrero pasado. Hamilton fue coautor de Radical Theology and the Death of God y el artículo analizaba —23 años después de la publicación del libro— qué había pasado con esa teología radical.]
Hay mucho más en torno a eso de la “muerte de Dios” (la mención aquí no es en manera alguna que se suscriba ni el concepto ni el radicalismo de los teólogos). Dice el artículo: bien  puede haber quienes, al par que pregonan “¡Dios ha muerto!”, agregan sotto voce, “¡Que viva la Diosa!”.
En sus comentarios en este video (ninguna autoría se reclama aquí: el video es parte de un proyecto para promover el conocimiento científico y lo encontraron en youtube los responsables del sitio web  dedicado al científico), el Nobel de Física Richard P. Feynman argumenta que la manera de resolver las interrogantes sobre la humanidad debería ser: no decidir nada de antemano. Pero son las  ideas preconcebidas las que sustentan a quienes abogan por la neutralidad del género en el idioma.

No comments:

Post a Comment