Friday, March 16, 2012

Ni infalible ni impecable

Se los prometo, el título de esta entrega no tiene nada que ver con dogma alguno ni está remotamente relacionado tampoco con cualquier discusión de tipo religioso.
Ambos términos brotaron por ahí, al azar, durante un reciente chat de trabajo que nada tenía que ver con la religión.
Colorear o no colorear, he ahí el dilema
De chiripa —de carambola, si se quiere—, por esos mismos días del ciberchat y cuando preparaba la entrega más reciente sobre el concurso Doodle 4 Google 2012, reparé en que uno de los socios patrocinadores es la empresa Crayola, fabricantes del homónimo instrumento para colorear crayola.
En vista de que crayola aparece a veces como marca registrada en el sitio del fabricante, conjeturé que de estar ya incluido en el Diccionario de la Real Academia Española a lo mejor podría ser un caso similar al de jacuzzi.


En el caso de crayola no hay tal advertencia y  parece definírselo escuetamente como “cera”, un término cuyo uso se limita a o es mayoritario en —según el DRAE— cuatro países latinoamericanos: Cuba, Honduras, México y Uruguay.

Esta es la cita en el  DRAE:


crayola.
1. m. Cuba, Hond., Méx. y Ur. cera (‖ lápiz).


La entrada remite al usuario a esta acepción: 


6. f. Lápiz compuesto de una materia colorante y cera.


Comprobar que crayola no es sinónimo de cera supuso un menudo alivio.
Esa inclusión calificada no debería tampoco considerarse el equivalente de que tenga tan poca longevidad como twist, rock and roll o, para mencionar uno de más reciente alquimia, aerobismo.

Tampoco se trata, se los aseguro, de uno de esos términos esotéricos o literarios (¿se acuerdan de cronopio?) que al cabo muy pocos usan o sobre el cual el acopio de información disponible sea escaso.
Cualquiera puede visitar el sitio oficial de la empresa o ir aquí para leer la historia tanto de la empresa como del susodicho lápiz.
Un aparte, antes de continuar, porque de manera no necesariamente fortuita la crayola también ha sufrido los embates de la pureza idiomática.
En su visita a cualquiera de los dos enlaces anteriores se enterarán de cómo, en 1999, el color de crayola que hasta entonces se conocía como “Indian Red” se cambió a “Chestnut” (castaño).
La explicación de la empresa: “para disminuir la confusión entre los consumidores”.
El motivo real, según otros: salir al paso de una posible asociación con el nombre de “pieles rojas” que hogaño se daba a los indígenas estadounidenses por su piel cobriza —a pesar de que la referencia era a un pigmento rojo, originario de la India, sin connotación racial alguna.
También hemos visto ya en entregas anteriores cómo (no obstante el apresurado proceso con que se incorporan términos como aerobismo y, en algunos casos —look viene a la mente— se propone también su defenestración) el DRAE no es un listado de palabras y el acceso a sus augustas páginas es sujeto de pausada reflexión.
¿Qué son, entonces, los poco más de 100 años transcurridos desde que los fabricantes acuñaron el término crayola, cuando se los compara con los casi cuatro siglos que pasaron para que la RAE diera su visto bueno a yogur?
Al fin de cuentas, crayola no deja de ser un nombre comercial, de manera que bien podría excusarse su, digamos, reciente incorporación (calificada con eso de que sólo en cuatro países es de uso extendido).
Y uno estaría presto a concluir que crayón (eso es, al cabo, la crayola) sí está en el Diccionario, porque después de todo Merriam-Webster nos dice (ver la captura de pantalla abajo) que el nombre andaba ya por ahí en 1644, tomado del francés.


Así que uno va y pide al buscón que le dé la definición de crayón y resulta que… ¡no no no! … ¡no hay tal suerte!:


Artículo nuevo.
Avance de la vigésima tercera edición
crayón.
1. m. Lápiz o barrita para dibujar o colorear.


¡Simplemente impresionante! De no ser por una simple minucia de 32 años (una nada, que se dice) crayón habría estado a la altura de yogur.

2 comments:

  1. Acá se lo conoce como CRAYÓN y no es un lápiz tradicional, sino más bien una empaste con forma de lápiz encerado. No cualquiera que se dedique al arte pictórico lo puede usar y tampoco es efectivo sobre cualquier base. Los niños lo usan para rayar, pero los pintores deben conocer sus virtudes y modos de empleo para lograr una buena obra.

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