Sunday, December 14, 2014

Al llegar la Navidad

Dos de las tres hermanas de mi padre vinieron hace poco a visitarnos a mí y mi hermano más pequeño.
Fue una visita corta, como sucede con todos esos viajes esporádicos a otra ciudad u otro país.
Y como suele decirse con frecuencia, el tiempo vuela.
Más aún cuando se trata de reuniones con familia a la que no se ha visto en años.
Un día está uno a la puerta de salida esperando que termine el proceso

Con mis tías y mi hermano menor en el aeropuerto
Diciendo adiós en el aeropuerto
burocrático tras bajar del avión y, sin importar cuánto tiempo transcurrió desde entonces, parece como si hubiesen pasado apenas horas cuando ya está uno de nuevo en el aeropuerto, diciendo adiós a las visitas en el control de seguridad.
Eso es precisamente lo que pasó en la semana del Día de Acción de Gracias [alias el Día del Chumpe, en buen sansivareño] con Isolina y Esperanza, las hermanas menores de Payito por su lado materno —su otra hermana por el lado paterno, Luz, es también menor que él.
Quienes hayan leído antes estas Hablanzas y Malhablanzas quizá recuerden La maestra, la entrega con remembranzas de mi madre en la cual mencioné algunas de mis precoces experiencias con aprender a leer.
Apenas unos cuantos años mayor que yo, mis dos recientes visitantes son las tías no identificadas de quienes hablé en esa entrega.
En vista de que ambas eran apenas unos cuantos años mayor que yo y mis dos hermanos más pequeños, era más bien algo natural que los tres nosotros nos acostumbrasemos a considerarlas más hermanas que tías.

Thursday, October 23, 2014

De normativo a descriptivo

En caso de que las noticias sobre los casos de contagio con el ébola en España y Estados Unidos o asuntos más pedestres —no faltarán por ahí quienes se embelesan con las cursilerías de Justin Bieber o Kim Kardashian— les hayan impedido enterarse, déjenme repetirles aquí algo que no tiene novedad alguna: el nuevo mataburros ya está en las librerías.
Los académicos en la presentación del DRAE
La presentación del DRAE [Foto tomada del sitio de la RAE]

La inmersión temporal en un vacío noticioso, y no lo menciono necesariamente con animadversión alguna, se da con suma frecuencia y no es cosa de otro mundo. Pasa en las mejores familias, pues.
De lo que todos podemos estar seguros es que, para quienes andamos en las cosas del idioma —lo mismo sea por simple afición que por deber o por devoción— solo un ensimismamiento desmedido podría hacer que nos hubiese pasado inadvertida la publicación del nuevo Diccionario de la lengua española, también conocido como DRAE [sigla de Diccionario de la Real Academia Española].

Thursday, October 16, 2014

Dos pulgares hacia arriba

Curioso como la mente le hace asociar a uno cosas dispares.
Viene por ahí esta madrugada Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, con el anuncio de la iniciativa que ha dado en llamar Safety Check, y he pensado de inmediato en un ya desaparecido periodista y locutor salvadoreño, y su alter ego.
Me explico, antes de darles más detalles sobre Zuckerberg y su proyecto.
Muchos de mis contemporáneos y otros aún más jóvenes que yo [si se dan cuenta, es una frase que se presta a acusaciones de que uno sigue empeñado en ignorar el paso de los años] se recordarán de Crisantemina Siempreviva Ipecacuana, el personaje humorístico que durante años deleitó a miles en la radio de El Salvador.
Dos enormes pulgares hacia arriba
Dos enormes pulgares hacia arriba

“¡Aló! ¡Jelóu! ¿Con mis princesos y mis playboyas? ¡Así quería ver a mi pueblo!”, eran frases de la susodicha Crisantemina, quien en su monólogo se describía en diversidad de maneras. En el incluido en esta colección de clips radiofónicos que alguien identificado como Oscar O. Mendoza ha colgado en youtube, la oirán decir —empezando por ahí a eso del 1:47 en la cinta de unos 10:30 de duración— que era, “La chucha rota de los desamparados”.
El de Crisantemina era un humor sencillo.
Muchas de las frases que su intérprete utilizaba no eran ninguna invención suya.
Eran joyas recogidas del habla popular, que Crisantemina llevó al proscenio de la fama luego de reconocer que eran un reflejo de la idiosincrasia guanaca.
“¡Por estas, mírenme la seña!”, nos decía al micrófono. Y reíamos todos, porque en el código iba incrustado el ADN de nuestra manera de responder a situaciones de todo tipo.

Wednesday, October 15, 2014

Esperando en la estación de Metro Rail

Siempre he pensado que la luminosidad de las mañanas en Miami se nos escapa, con frecuencia, a todos, por cualquiera que sea el motivo.
Quizá una manera de mostrarlo sea con esta foto no retocada —aunque sí la he “recortado” para eliminar espacios superfluos en los bordes— que capté esta mañana, de pasajeros a la espera de transferir a un autobús en la estación Douglas Road de Metro Rail —el tren urbano miamense.
La luz, se darán cuenta, pasa desapercibida para la mayoría.
Esperando en Douglas Road
Ignorando la luz

Hay todo tipo de viajeros en el sistema urbano de transporte.
Algunos usan sus smartphones —sí, sí, la Fundéu aconseja la traducción literal— para filmar con la videocámara integrada a todos los demás viajeros que deambulamos por la banqueta.
Uno se da cuenta de lo que hacen y se pregunta —tras conjeturar si la motivación aparente no será solo una dosis enfermiza de voyeurismo— por qué lo hacen. Lo que en verdad no desea uno hacer es ponerse paranoico y pensar que a lo mejor alguien ha decidido seguirlo.
No será por nada que yo he escrito en alguna oportunidad, se dice uno, mientras busca tranquilizarse diciéndose que la importancia propia no es tanta como para que alguien le ande siguiendo.
A pesar de todo: “Señor, protégeme de fanáticos y de locos”, es la plegaria que de súbito surge en la mente, para tranquilizarse.
Como verán en la foto siempre hay, inevitablemente, alguien haciendo una llamada en su celular. Es imposible no compartir el mensaje de que "Sí, ya estoy en la parada y pronto subiré al bus para llegar ahí" —la precision del ahí, como es comprensible, desconocida para el involuntario escucha.
Hay quienes escuchan música con sus audífonos.
La luz, todavía sin ser notada, sigue arriba y en derredor suyo.

Friday, October 10, 2014

De quienes matan en nombre de Dios

Antonio de Benavides no era ningún Mariscal de Campo. Tampoco era ningún Cruzado de la Orden de Santiago ni visitador general enviado secretamente a Puebla —en lo que era entonces Nueva España, el México contemporáneo— en la primavera boreal de 1683.
La historiadora mexicana Lilian Illades Aguiar nos dice que como presunto “visitador general de los Tribunales de esta Ciudad”, De Benavides aseguraba que tenía la “encomienda de perpetrar algunas averiguaciones extremadamente secretas y dar cuenta de ello directamente al rey”.
Por esta razón se dio el apodo de “El Tapado” a De Benavides, quien clamaba ser Marqués de San Vicente y como tal fue, al parecer, bien recibido por la aristocracia local, detalla Illades Aguiar en “La nobleza criolla angelopolitana durante el gobierno de los Austria”, uno de los capítulos en “América bajo los Austrias: economía, cultura y sociedad.”
Milton, Oliver Cromwell y Andrew Marvell preparan la respuesta a la matanza
John Milton [izquierda] en un cuadro de Ford Madox Brown

Sin embargo, agrega Illades Aguiar, el hombre a quien también se llamaría en algún momento “ 'castellano de Acapulco' … no era noble ni enviado real ni nada parecido, era un vivales, acaso espía o pirata” y fue aprehendido cuando el alcalde segundo de la Puebla, don Tomás de Arana González, “descubrió su embuste”.
Uno bien podría llegar a la conclusión de que De Benavides fue osado y audaz con su impostura [piensen, si así lo desean, en una versión temprana y de la vida real de Antonio Banderas haciéndose pasar por hidalgo en las dos más recientes versiones cinematográficas de El Zorro], pero el timo de la era colonial no es el motivo por el cual su celebridad ha superado sus propios méritos.
Unos 300 años después de que el escándalo de “El Tapado” conmocionase a la nobleza de Nueva España, el escritor y poeta mexicano Octavio Paz destacó la historia en “Sor Juana Inés de la Cruz, o Las Trampas de la Fe”. Completar el libro, nos dice el ganador del Premio Nobel de Literatura en el prólogo, le llevó más de 30 años.

Thursday, October 9, 2014

Dimensión de héroes

El amor hacia los animales no me es extraño. Muy raramente suelo tener mascotas, pero también las ha habido —ocasionalmente— en casa.
Podría recitarles aún, como de seguro lo harían mis hermanos menores y muchos de los primos con quienes crecimos juntos, los nombres de los perros que soportaban el ensordecedor bullicio que armábamos, al congregarnos todos en la enorme casona del abuelo paterno en el pequeño pueblo del sureste salvadoreño donde discurrió nuestra infancia.
Tan manso era uno de esos canes, “Tigre”, que se prestaba para que los más pequeños lo montasen a lomos, inocentes Don Quijotes en busca de aventuras sin saber entonces, naturalmente, de que hubiese alguien así llamado.
Portada de El País
Aislamiento preventivo, futuro incierto

Hay en mi entorno cercano gente a quien amo sobremanera y cuyo amor por los animales es también inmenso. Y puedo asegurarles que quienes —dentro de ese entorno propio— escogieron la medicina veterinaria como profesión, lo hicieron más en respuesta a esa dedicación por el cuidado de los animales que por la necesidad de tener un medio de ganarse la vida.
Largo preámbulo, dirán algunos. Puede que así sea.
Traigo a cuento ese detalle personal porque no deseo en manera alguna que esta entrega genere ninguna confusión. Cualquiera que sea el amor que uno siente por los animales, me parece, hay una cierta dimensión en la que uno debería plantearse la respuesta a sucesos como el sacrificio reciente, en España, de Excalibur, la mascota de Teresa Romero, la enfermera del hospital madrileño que es la primera paciente en contagiarse de ébola fuera del continente africano.
Proteste uno lo que quiera. Diga lo que le venga en gana, que no se trata de callar a nadie. Las emociones, al fin y al cabo, le pertenecen a cada uno.
Para mí, dolerse por el sacrificio de un can sin deplorar, mientras tanto, la negligencia, los traspiés y los desaciertos que han acompañado la tragedia esta que tiene a Madrid por escenario, sin considerar, siquiera —porque es la única conclusión que se puede sacar— que lo que está sucediendo plantea una amenaza para decenas, cientos de miles, si es que no millones de seres humanos, es algo totalmente descabellado.
Véase si no.

Sunday, October 5, 2014

Los turcos y Rubén Darío

Es posible que haya por ahí alguna composición del insigne poeta nicaraguënse que venga de inmediato a la mente de algún lector, a manera de asociación directa, nada más se lea el título de esta entrega.
Hasta donde yo sé, no existe escrito alguno de Darío en el que se refiera al grupo social de personas de ascendencia levantina [con finalidad puramente de síntesis, valga la aclaración] a quienes en la América hispana se conoce aún de manera genérica como “turcos”.
Humor sin R Los Turcos
De "baisanos" a "guanacos"

No hay intención de mantener suspenso alguno, así que les diré que con el título me refiero a dos de los cientos —si es que no miles— de crónicas que Rafael Álvarez Mónchez, el colega a quien mencioné en una entrega reciente, publicó durante su larga carrera periodística.
A Mónchez [nadie, que yo sepa, lo llamaba por su nombre de pila y mucho menos por su apellido paterno o la combinación de ambos apellidos] pueden verlo segundo de la derecha en la fotografía que reproduzco abajo, cuyo pie de grabado se titula COLEGAS UNIDOS.
Tal como se explica en el pie de grabado, esa foto —una de las últimas oportunidades en que coincidimos con Mónchez— fue captada en el aeropuerto de Toncontín a mediados de 1980, poco después de que la cancillería salvadoreña había anunciado el acuerdo de paz que puso fin al estatus de beligerancia existente con Honduras desde la Guerra de las 100 Horas, en julio de 1969.
Primer aterrizaje en Toncontín
Mónchez, de saco y corbata; yo, barbado, en 1980

Sunday, September 28, 2014

Un directorio sin números de teléfono

El Día Internacional del Derecho a Saber es una iniciativa relativamente nueva y, comparada con otras de carácter global, probablemente una de las menos conocidas. Tanto es así que wikipedia tiene nada más un esbozo en inglés y solo hay otros tres idiomas en los cuales puede obtenerse la información: árabe, ruso y ucraniano. Si se toman el trabajo de clicar en cada uno de los hiperenlaces para esos idiomas, verán que son, también, esbozos del tema.
Información más detallada sobre el proyecto se puede encontrar en su propio sitio web.
Me enteré del IRTKD [la sigla en inglés que me parece lo identificará mejor] más o menos por accidente. La semana pasada, mientras surfeaba la Internet en busca de noticias sobre mi país, me encontré con este artículo de El Faro, el ciberperiódico salvadoreño.
El autor detallaba ahí la publicación en ciernes de una investigación de Unfinished Sentences [Oraciones Incompletas, según su propia traducción] sobre el Libro Amarillo, un documento de más de 260 páginas en el cual la inteligencia militar salvadoreña catalogaba como “delincuentes/terroristas” a más de 2 000 personas. La existencia del libro solo se conoció al término del sangriento conflicto armado que asoló a El Salvador de 1980 a 1992.
De "terrorista" a comandante en jefe
De "terrorista" a comandante en jefe

Destacada en un marco amarillo por los responsables de la investigación figura, en el sitio web de Oraciones Incompletas, la imagen de Salvador Sánchez Cerén, actual presidente de El Salvador y, por lo tanto, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas que hará más de tres décadas lo incluyeron en el Libro Amarillo.

Tuesday, September 16, 2014

Más tiesos que los húsares

La frase del título no es mía, pero sí viene al caso porque proviene de una jocosa columna que mi buen amigo, el escritor y periodista Rafael Álvarez Mónchez, publicó hace poco más de medio siglo en las páginas de El Diario de Hoy.
En “Humor sin R” —o sea, Humo— Mónchez aprovechaba el relativo anonimato de su nom de plume, Ramón Chez, para hacer comentarios ligeros y en ocasiones, picantes y hasta capaces de incomodar a alguien, sobre el acontecer salvadoreño.
Lo mismo entonces que ahora debía de tener, el escritor, un cierto nivel de osadía para ejercer el humor.
Gastador en 1964
Flanqueado por dos condiscípulos

De manera que se explicarán también de dónde viene eso de “relativo anonimato” con que me refiero al seudónimo del colega, ya que no era nada difícil adivinar el verdadero nombre de quién avivaba la hoguera de donde se elevaba esa jovial columna de humo.
Tengo por ahí en el tintero una entrega con más detalles sobre mi buen amigo, que devino en colega y compañero de labores mío unos seis años después de que se publicase, el 11 de septiembre de 1964, la columna que podrán leer haciendo clic en la fotografía abajo.
En ese 15 de septiembre de hace medio siglo yo estaba aún en último año de secundaria.
Yo conocía a Mónchez por vínculos familiares, pero mientras él seguramente aporreaba el teclado en la redacción del “Dioy” yo, como gastador en las filas escolares del Colegio Marista de San Miguel, posaba luego del desfile en compañía de dos de mis condiscípulos, José Alonso Martínez, a mi derecha, uno de los miembros de la banda de guerra del ICO, y Amílcar David  Márquez, otro de los gastadores [uno de mis compañeros de entonces, Carlos I. Suárez, me ha corregido el error y me dice, también, que nuestro compañero se nos adelantó ya en el viaje sin retorno], como verán en la semiborrosa foto de hace medio siglo a inmediaciones de la Alcaldía Municipal migueleña.

Sunday, September 14, 2014

Día del Padre

A pesar de todo el contento y la alegría que mi padre significó siempre para mí, para nosotros, su familia, y teniendo en cuenta que muy raramente cabía esperar de él expresiones emotivas, no deja siempre de parecerme irónico que mis recuerdos más vívidos de él se remontan a unos cuantos episodios cargados de emoción y, en ocasiones, de lágrimas.  
Payito y yo, en Hablanzas
Payito y yo [1958]
Y más de alguno probablemente se preguntará por qué. El caso, verán, es que mi padre distaba mucho de ser una persona sofisticada, era más bien alguien a quien uno debería esforzarse para catalogarlo como complicado.
Con todos los seres humanos, naturalmente, hay cosas que no dejan de invitarlo a uno a hacer conjeturas, a preguntarse por qué alguien hace o dice esto o lo otro. En ese sentido, Payito no era ninguna excepción.
Lo que quiero decir con eso de que no era nada de sofisticado es que, como aprendí con el paso de los años a través de las narraciones anecdóticas de sus hermanos y parientes, y de sus amigos, a lo largo de su vida mi padre fue, básicamente, alguien que no cambió su manera de ser. Un hombre cuya tranquilidad correspondía a su fuerza, en quien las emociones no afloraban con facilidad.
Mi héroe es mi padre, respondí en una oportunidad al maestro que inquiría de mí y de otros asistentes a una clase, quién era la persona que más admirábamos.    
En un aula casi atestada mayormente por estudiantes recién salidos de secundaria, muchos de ellos cuyos padres eran médicos, abogados y adinerados terratenientes, tanto el que yo podía decir eso como el que ninguno de los demás lo hizo, y sabedor también de que conforme a sus estándares lo más probable es que lo considerarían nada más un personaje común, me llenó de orgullo a reventar, aun cuando Payito no estuviese ahí para escucharme decirlo. Él, sin embargo, lo sabía.

Wednesday, July 9, 2014

Brasil 2014: un exorcismo fallido e infructuoso

El exorcismo del Maracanazo que Brasil planificó en esta Copa Mundial de 2014 ha sido uno de los más costosos de la historia. Según recuentos, bien podría implicar un gasto que supera los 11,000 millones de dólares. Como gasto implica, en cierto modo, inversión, podría muy bien ser que la suma fuera solo una mínima porción de la mala noticia.
Durante más de 64 años, Brasil ha cargado con el sambenito del Maracanazo, la derrota de 2-1 ante Uruguay en el último partido disputado en la Copa Mundial FIFA de 1950.
La plume de ma tante
Este exorcismo fue en la pantalla
El triunfo charrúa frustró entonces la aspiración brasileña de una primera Copa Mundial. El país vecino, hay que acordarse, era el responsable de la paliza de 6-0 infligida a Brasil unos 30 años antes, hasta entonces la mayor debacle del fútbol brasileño.
Más irritante aún: en vista del formato adoptado para la disputa de 1950, Brasil necesitaba de solo un empate para coronarse monarca del fútbol mundial.
En prácticamente cualquier recuento que uno lea de la fatídica fecha encontrará la mención de suicidios en Brasil tras el insólito revés.
Eso no es solo historia brasileña ni parte nada más del folclore futbolístico.
Avancemos ahora a 2014.

Sunday, February 23, 2014

‘Sing It Kitty’: la niña y la gatita

En poco más de 48 horas, el video en youtube en el que estelarizan la niña y la gatita esas de la foto que ilustra esta entrega ha recibido ya casi 2 millones de visitas.
Se trata, como pueden leer en este despacho de un periódico británico y en esta
reseña de un sitio de Internet dedicado a todo lo relacionado con felinos, de un comercial de la empresa británica de telefonía celular Three.
Sing It Kitty: La sensación en youtube
Un video para que maúllen de gozo

En las imágenes generadas por computadora, la gatita Simcris Bronte Bronyjoy [¿rimbombante el nombrecito, no les parece?] maúlla junto a la infantil modelo, Jolie Forrest, un éxito de Starship de mediados de la década de los 80, We Built This City.
Información adicional en inglés sobre la campaña está disponible en esta página web —en inglés, como es también el caso del despacho periodístico y la ciberreseña que mencionamos arriba.
Una aplicación que la telefónica ha puesto a disposición de sus usuarios, les permite subir fotos de hasta tres personas para “estelarizar” en un video.
A menos que uno resida en alguna parte del Reino Unido, cualquier intento de usar la aplicación será infructuoso. En caso de que hagan clic sobre el enlace, recibirán este mensaje: “We’re so sorry but this experience is not available in your country.”
Las visitas que el comercial ha acumulado hasta ahora en youtube [en cuestión de aproximadamente dos horas registró casi 26,000 y pasó de 1.69 millones a 1,72 millones] hace que muchos anticipen que en algún momento superará el total acumulado por el primer exitoso comercial de la empresa.
Desde su publicación en febrero de 2013, el comercial en que este poni hace una “caminata lunar” a los acordes de uno de los éxitos de Fleetwood Mac, lleva casi 8.6 millones de visitas.

Monday, February 17, 2014

El Cinturón de Venus

Esta mañana, de camino hacia la parada del autobús, capté con mi cámara el fenómeno astronómico que llaman el Cinturón de Venus.
El cinturón es esa banda entre rosa y lila que puede apreciarse justo arriba de la franja azul celeste inmediatamente sobre el horizonte. La luna está aproximadamente a mitad del cinturón, un poco hacia el extremo centro-izquierdo de la foto.
La susodicha franja azul celeste no es otra cosa más que la sombra proyectada por la Tierra —¡satamismo, nuestro planeta!— como resultado [en el caso de mi fotografía] de la salida del Sol.

Tanto al alba como al ocaso, la sombra de nuestro planeta es visible en el lado opuesto a aquel donde el sol se alza o se oculta.
Nada qué ver con el planeta
Nada qué ver con Venus, el planeta

Hay varias explicaciones detalladas del fenómeno en varios sitios de Internet.
A la descripción de Wikipedia [disponible en inglés y en idiomas como el catalán y el francés, pero no en español] se suman las de otros sitios que hablan del fenómeno de manera detallada.
Este astrónomo, Manu Arregi Biziola, nos lo describe en una entrega de su blog de hace aproximadamente nueve meses, unas cuantas semanas después de que esta publicación también hablase del mismo tema.
Algunas de las fotos más interesantes del Cinturón de Venus las ha publicado en Internet un fotógrafo profesional, Jeffrey Sullivan, pero quizá la mejor manera de entenderlo sea el diagrama que Phil Plait publicó en Slate hace aproximadamente un año.
Reproduzco abajo el diagrama junto con la descripción original de Plait, en inglés, para que puedan seguir mi traducción al español.
El diagrama de Phil Plait en Slate
Dice Plait:
“Cuando el sol está justo por debajo del horizonte (a la izquierda, en el Oeste), el aire sobre nosotros sigue iluminado. Pero para la atmósfera lo bastante lejos al Este (a la derecha) el sol está abajo del horizonte y bloqueado por la Tierra. Esa atmósfera se ve oscura, de manera que al ver uno el horizonte opuesto al sol, lo que aprecia es una ancha franja de firmamento oscuro. A medida que el sol desciende más, el tope de la franja sube. Llega un momento en el que el firmamento se oscurece completamente, una vez que el sol está bien por debajo del horizonte. Ese es, por cierto, el motivo de que tenemos el crepúsculo. De no haber una atmósfera, el firmamento se oscurecería en el instante mismo en que el sol descendiese por debajo del horizonte”.
¿De dónde viene lo de Cinturón de Venus? La etimología es dudosa, dice Plait. Haría referencia al accesorio que alguna vez habría usado la diosa Venus, pero vaya usted a saber, agrega. Y de manera más que curiosa, Venus, el planeta, jamás podrá verse en esa zona del firmamento dado que orbita el sol mucho más cerca que la Tierra.

Monday, February 10, 2014

La maestra

Según el relato de mi familia, yo aprendí a leer cuando era todavía muy pequeño. Mucho antes de llegar siquiera a la edad pre-escolar y de estar preparado para asistir a clases.
A todo el mundo debería quedarle claro que no hay manera alguna de que yo pueda acordarme de cómo aprendí a leer. Lo cual es más bien adecuado para esta entrega, porque no se trata de dar a nadie un recuento detallado de cómo sucedió todo.
Sobra decir que tampoco puedo explicar a nadie por qué o cuándo o de qué manera me percaté de haber adquirido la habilidad de descifrar el alfabeto. Con ello me refiero no solo a la capacidad de identificar las letras sino también a la de combinarlas para formar sílabas y, luego, palabras.
En un sentido más amplio, la de entender su significado.
Con mis padres, la última vez juntos
Con mis padres, la última vez juntos

Lo más probable es que todo comenzase con palabras escritas con yeso sobre la negra superficie de un pizarrón, pero tampoco puedo descartar la posibilidad de que inicialmente hayan sido vocablos manuscritos en papel mientras mis tías, Isolina y Esperanza [las dos hermanas de mi padre por su lado materno, quienes a la sazón asistían a la escuela primaria], hacían sus tareas escolares [“los deberes”, decíamos en mis años de infancia] mientras cuidaban de mí.
Fresca está la memoria [si es que puede catalogarse así el recuerdo de cosas que sucedieron hace ya más de seis décadas] de ellas turnándose para sentarme en su regazo mientras recitaban sus tareas a medida que ambas aprendían, practicaban y pulían sus habilidades de lectura, mientras yo asimilaba tanto la forma de las palabras como la cadencia de su pronunciación.