Wednesday, September 4, 2013

My Heroes Have [Not] Always Been Cowboys - ii

“¿Camino? ¡Adonde vamos no necesitamos ningún camino!"
Como recordarán ustedes, esa es la frase que el doctor Emmet L. Brown [el personaje que interpreta Christopher Lloyd] pronuncia en la escena final del Capítulo Uno en la trilogía Back to the Future.
Ni vaquero ni cantante
Ni vaquero ni cantante

Brown responde así a la advertencia que le ha formulado Marty McFly [Michael J. Fox], en el sentido de que el camino por delante puede no tener la extensión suficiente como para que el DeLorean modificado alcance la velocidad de 88-mph necesaria para que ellos puedan dar el salto tetradimensional hacia el año 2015. [A ver si pueden imaginarse esto: de no ser porque se trata de una película de ciencia ficción, McFly y compañía estarían por culminar ese viaje en tiempo y espacio en cuestión de poco más de 24 meses].
Aunque ninguno de los dos —McFly o Brown— satisface los requisitos para que podamos catalogarles como el héroe tradicional o clásico, creo que bien podríamos considerarles a ambos como buenos ejemplos de lo que ha dado en llamarse “héroe de ficción contemporáneo”.
Y por lo que concierne a la relación interpersonal de ambos en la ficticia comunidad californiana de Hill Valley, es muy probable que no nos equivocásemos al afirmar que para Marty McFly el científico es alguien al que considera especial… es decir, un personaje con características de héroe.
Lo digo en un sentido descriptivo, no que en momento alguno yo les haya considerado “héroes” míos.
Nada más ver a Michael J. Fox ataviado con esa vestimenta de “vaquero” en las escenas iniciales de BTTF III me hizo acordarme, de inmediato, del retrato familiar en el que mis padres posaron conmigo y mis dos hermanos menores allá a mediados de la década de los 50.
Alistándose para un nuevo salto… esta vez al pasado
Alistándose para un nuevo salto… esta vez al pasado

Quienes hayan leído una de mis entregas anteriores rememorando a mi padre se acordarán de que el recorte de ese retrato ilustró el post en el cual dije que Payito, como lo llamamos siempre, era mi héroe.
En la captura de pantalla que aquí incluyo de las escenas de BTTF III, McFly se está preparando para dar el salto hacia 1885 a fin de rescatar al científico Brown [o sea, el Doc Brown de 1985, no el de 1955 en la escena en el autocine] de una muerte casi segura.
Esa escena me hizo reír porque el vestuario de McFly era exactamente el que todos los pequeños de esa época deseábamos tener. Respondíamos, sin duda alguna, a lo que los “vaqueros cantantes” de las películas nos representaban como la realidad y lucir tan coloridas vestimentas nos hacía emprender el viaje hacia un mundo fantástico … ¡sin que hiciera falta ningún camino!
Con el tiempo, naturalmente, la mayoría de todos nosotros comienza a prescindir de héroes. Lo que importa no es cuándo ni cómo se da ese cambio, sino el que nuestra admiración se esfuma. Ya no queremos ser más el galán de sombrero blanco o el superhéroe de los cómics.
Comenzamos a discernir.
David deja de ser el heroico paladín que con honda y pedruzcos como solo armamento mata al gigantesco adversario. Sí, su palabra y su fe siguen siendo merecedoras de reconocimiento, pero es ahora un ser humano falible que trama el asesinato de su víctima inocente a fin de quedarse con la viuda.
En la moderna vida contemporánea, el asesor espiritual que alaba el matrimonio desde el púlpito se esfuerza al máximo para destruir a una pareja —no tiene uno que ser afectado directamente por un caso así ni tampoco ser testigo directo para darse cuenta de que no se trata de historia antigua, sino de cosas que se dan todo el tiempo.
Déjenme contarles, ahora, de un héroe.

1 comment:

  1. From zoila e:
    Fri, Sep 6, 2013 at 8:39 PM
    Muy bonito el artìculo, que preciosa fotografìa, muy valiosa

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