Saturday, January 28, 2012

La web precede a la Internet

De mundial, nada, pero esta sí fue primero
Mencionaba en mi post anterior el tema ese del ejemplo de sabiduría colegiada que nos ofrece la Real Academia Española. Es una inteligencia colectiva que no implica infalibilidad. Porque el idioma es vivo, y cambia, cabe esperar modificaciones y enmiendas. Pero en algunos casos bien puede tratarse de que una decisión a la que se llegó fue luego sujeto de reconsideraciones.
Un ejemplo sería este, con la propuesta eliminación de show.
De concretarse esa medida (nótese que el buscón —la página web de la Academia para consultas— precisa que se trata de un “Artículo propuesto para ser suprimido” en la futura vigésima tercera edición del DRAE) el paso del término por las páginas del diccionario sería fugaz.
Era no show en la vigésima primera edición de hace dos décadas y desaparecería en esta por venir.

Prácticamente la velocidad de la luz, en términos de la rapidez con que usualmente se hacen las cosas en la RAE —más bien una observación de carácter factual, antes que un comentario sarcástico.
Y que conste, tampoco es que reclame conocimiento directo, inmediato y privilegiado de las deliberaciones en el seno de la Academia.
Es simple y llanamente elemental, mi querido Watson. O para usar otra figura que nos recuerde a los personajes de Conan Doyle, no tiene uno que llamarse Sherlock para llegar a una conclusión tan a la vista.
No es cuestión de que uno concuerde o discrepe con la lentitud (o celeridad) de las deliberaciones sobre el idioma.
Lo cierto es que alguien podría ridiculizar el hecho de que en un lapso relativamente corto la RAE esté dando marcha atrás y se prepare a dar a show el estatus de no show. Y de nuevo, así sea que uno coincida con la inclusión o deplore el hecho mismo de que en alguna oportunidad se lo incorporó.
¿Alguien se acuerda del beeper?
Sí, ese mismo, el ubícuito adminículo que ha seguido la misma suerte que los cartuchos de ocho pistas y el radio de banda ciudadana. Despachos periodísticos de principios del siglo, como puede verse aquí, daban cuenta de la inminente aprobación de bíper por la RAE.

A nadie le sorprenderá que el tema jamás cuajó y que los términos aún sancionados por la RAE sean el farragoso buscapersonas o busca, su versión recortada (misericordiosamente no se insiste en que puede usarse mensáfono).
Una búsqueda en Google sobre qué son los blue jeans y cómo se originaron detalla que la prenda data de mediados del Siglo XIX.
No fue sino hasta hace unos 60 años que los blue jeans adquirieron el estatus de moda del que gozan hasta la fecha.
De manera que sí, tener ahora la notificación al parecer definitiva (el anuncio preliminar se hizo en enero de 2003, recordemos) de que hay un artículo nuevo para incluir en la vigésima tercera edición autorizando el uso de bluyín, es algo sumamente rápido en términos de la RAE.
En mi anterior post, El buen decir, recordaba el uso generalizado de Telaraña Mundial (en especial en los despachos periodísticos) para referirse a la World Wide Web. Esa misma web que el DRAE define como red informática y que fue precedida por la Internet.
Puede que me equivoque, pero todo indica que como término definido sancionado por la RAE, web fue primero.
Será hasta la vigésima tercera edición cuando el DRAE recoja su definición de Internet: “Red informática mundial, descentralizada, formada por la conexión directa entre computadoras u ordenadores mediante un protocolo especial de comunicación”.

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