La respuesta es tan sencilla como el sujeto |
Entre mis numerosos e-mail de los últimos meses recibí uno de invitación a visitar la página web de Joaquín Orellana con una muestra de sus pinturas.
El URL para visitar esta muestra electrónica es sencillo, fácil de recordar. Y si alguna dificultad tuviera para acordarme, basta con ir a Google e ingresar (¿o será introducir?) joaquin orellana (tal cual, sin tilde en la “i” de joaquin, que al cabo en nuestros días los genios de la informática lo hacen todo pan comido) para encontrar millones de opciones. De manera que no es como que precisamente me jacte de mi facultad de retener información.
Lo menciono porque a diferencia de otros posts en los cuales he utilizado fotografías que yo mismo he captado, las imágenes que incluyo en este comentario provienen de la página web de Joaquín. Las he tomado sin su autorización, que no tengo duda alguna él me habría concedido si se la pidiese.
(Aunque aquí no hay conflicto de interés alguno y nadie se está beneficiando en absoluto de nada, valga también la aclaración de que Joaquín es mi cuñado —uno de mis mejores amigos y una de las personas a quienes más respeto, por cierto— vía su matrimonio con mi prima).
(Aunque aquí no hay conflicto de interés alguno y nadie se está beneficiando en absoluto de nada, valga también la aclaración de que Joaquín es mi cuñado —uno de mis mejores amigos y una de las personas a quienes más respeto, por cierto— vía su matrimonio con mi prima).
“Pintado en azul”, comienza Joaquín la anécdota que nos narra en torno a su cuadro, Pescador.
Y agrega:
— Un amigo me preguntó: “¿Por qué en azul?”
Antes de que pudiera formular su respuesta, dice Joaquín, su anónimo amigo le planteó algunas interpretaciones de esas con que a menudo se busca asignar significado a las cosas:
“¿Que si era una nueva tendencia, que si había algunos sentimientos expresos, que con qué sentimientos lo había pintado?”
“¿Que si era una nueva tendencia, que si había algunos sentimientos expresos, que con qué sentimientos lo había pintado?”
Tras ofrecerle algunas conjeturas adicionales, añade, su amigo indagó de nuevo: “A ver, ¿por qué ha pintado en azul?”
La Dama del Mar |
— Yo le contesté que solo ese color tenía en ese momento —dice, antes de concluir—: Después sí me parecía que podía ser una tendencia. (A lo mejor, acoto aquí. Varios de los cuadros en la página web, como el que Joaquín titula La Dama del Mar, podrían reflejar esa tendencia).
Como en el caso de esa semi-anónima conversación (porque conocemos a uno de los participantes), en cosas del lenguaje la respuesta es a veces así de sencilla: Porque es lo correcto. Porque lo manda la Academia. Porque así se dice. Porque…
No es cosa de andarle buscando tres pies al gato.
No es cosa de andarle buscando tres pies al gato.
No hablo de dogmatismos o imposiciones. Me refiero a cosas tan sencillas como el que, por ejemplo, alguien viniera y objetase de mi utilización, en la frase inicial, de e-mail.
La Fundación del Español Urgente citada con anterioridad en otros comentarios (y que seguiremos citando, según corresponda) tiene varias respuestas a consultas sobre el tema, esta sobre cómo se dice y una más sobre cómo escribirlo en plural.
Tanto esas consultas como esta, en cuya respuesta se aconseja que debe “evitarse el uso del término inglés e-mail (pronunciado /i-méil/)” aluden a la definición de “correo electrónico” en el DRAE: “Sistema de comunicación personal por ordenador a través de redes informáticas”.
O sea, un significado que se da por extensión, ya que de ser más papistas que el Papa lo correcto sería insistir (como hacen algunos) en decir “mensaje de correo electrónico”. (Ordenador y computador o computadora, si la aclaración la creen necesaria, son la misma cosa).
O sea, un significado que se da por extensión, ya que de ser más papistas que el Papa lo correcto sería insistir (como hacen algunos) en decir “mensaje de correo electrónico”. (Ordenador y computador o computadora, si la aclaración la creen necesaria, son la misma cosa).
Nótese que la Fundéu BBVA, al responder a cómo se forma el plural del término, precisa: “Debe permanecer invariable: Un e-mail, tres e-mail...”, aunque luego recuerde que el uso preferible es otro. Sobreentendido: si usa e-mail porque le funca más no vaya a decir “los e-mails que me mandaron”.
Y también nótese que todas esas respuestas anteceden, predatan a la manera como la RAE nos describió no hace mucho la manera correcta de usar la “y” como conjunción copulativa [Principales novedades de la última edición de la Ortografía de la lengua española (2010)]:
“Si la palabra que sigue a la conjunción no es española y comienza por el sonido vocálico /i/, sigue vigente la regla, aunque por tratarse de una voz extranjera el sonido /i/ inicial no se escriba como i o hi:
"Escriba su teléfono e e-mail (la e de e-mail se pronuncia [i] en inglés).”
En otras palabras: lo más correcto y preferible puede ser correo electrónico, lo más sencillo y práctico, e-mail.
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